El investigador médico, teólogo y dominico Francesc Gavaldà (València, 1618-1686) dejó anotadas sus vivencias sobre la epidemia de peste que asoló a la capital del Reino de València entre 1647 y 1648: el cierre de la ciudad, las procesiones que multiplicaban la transmisión y los carros que recogían por las calles de la ciudad "los cuerpos que por las ventanas descolgaban, enrollados algunos en una sábana y otros sin nada".
Vicent Josep Escartí, catedrático de Literatura Medieval y Moderna de la Universitat de València, ha traducido al valenciano el texto memorialístico de Gavaldà y otro escrito más breve del fraile capuchino Pau d'Alacant (1612-1664), editados por Alfons el Magnànim. "Nos aporta una visión histórica y llama la atención, especialmente en el caso de Gavaldà, que la sociedad, a pesar de los siglos que han pasado, reacciona con el mismo miedo, con la presencia de gente que niega la existencia de la peste", dice por teléfono Vicent Josep Escartí.
El escritor se dedicó a la traducción durante el primer confinamiento de marzo y abril del año pasado: "Era curioso que conforme avanzaba con el libro, nuestra sociedad también avanzaba y los comportamientos eran parecidos". Gavaldà, cuyo libro original está disponible online en la Biblioteca Valenciana, narra los estragos demográficos, así como los tremendos efectos psicológicos, que la altísima mortalidad de la peste causaron en Valencia pero también la huida "en desbandada" de los nobles, que expandieron así la peste por otras zonas del Reino, como Castelló u Orihuela ("igual que los que se iban durante la pandemia a la costa", apunta Escartí). Parte de la población también se asentó en la huerta, refugiados en barracas improvisadas.
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